Os
levantáis,
y
estáis más altos que nadie,
sobre
hombros de hombres arrodillados.
Imaginaros,
ya que así lo deseáis,
estar
sobre hombros
de
hombres enhiestos.
Estaréis
más altos, idiotas ricos reaccionarios.
Conversáis
y peroráis,
de
tonterías,
porque
los hombres ignorantes
entienden
cualquier cosa.
Imaginaros,
ya que así lo deseáis,
conversar
y perorar
para
oídos atentos y sabedores.
¿Cuánto
más no tendríais,
que
esforzaros?
Y
por consiguiente, aprender.
Seríais
más listos, idiotas ricos reaccionarios.
Os
guardáis vuestros galanteos
para
oídos educados en bien recibirlos
y
sois toscos y brutos
con
pieles y carnes
que
os vuelven locos en sitios inadecuados.
Imaginaros,
ya que así lo deseáis,
un
hombre inhiesto que
sabe
lo que dice,
con
su hija hermosa y educada,
en
recibir lo que llega
con
preguntas y exigencias.
¡Cuánto
no se enriquecería tu descendencia,
idiota
rico reaccionario!
Pero
no,
te
embruteces sobre hombres arrodillados,
hablas
para ignorantes
y
tus hijos tendrán la misma madre que tú,
pobre
idiota rico reaccionario.
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