domingo, 6 de abril de 2025

Aforismos LII


Nunca se arrodilló pero siempre estaba poniéndose de pie.

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Que enseñemos los dientes cuando reímos no deja de ser una advertencia.

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La sinceridad es como una prenda de vestir. Te la pones y te la quitas. Unas veces te viene bien y otras hay que hacerle un arreglo.

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La sideración intelectual permanente del ser humano es el ideal de la sociedad de consumo.

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Mejor lo que está mal hecho que lo que no se hace. Porque lo que no se hace es nada y además no enseña.

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Estrellándose es la única manera que tienen algunos de llegar al estrellato.

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Quitarse del dolor como algunos se quitan de beber o de fumar.

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Cada uno vive la vida que quiere dentro de la que le dejan vivir los demás en el escenario que las circunstancias permiten… pero, sí, vive la vida que quiere.

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Lo que más sobrecoge del odio es la pasión pura que aflora. Si hubiera un alambique para poder destilarla.

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Cuando se habla de mierda o de caca hay que especificar, pero si se habla de zurullo no y es que la naturaleza no sabe de metáforas.




jueves, 20 de febrero de 2025

 Las cosas en su sitio


Estaba claro. Nos habíamos pasado con el coloque y él, no sé muy bien, si por ello o porque era un hijo de puta, los demás también íbamos colocados y no lo habíamos hecho, la había violado. Ella se resistió en vano y nosotros no nos lo creíamos. Pero luego lo vimos claro.
Alguien dijo,
-¿Llamamos a la policia?
Y otro apostilló,
-Hay que ver, acaba de violarla y parece que no ha roto un plato en su vida, tan guapo, tan puesto con su traje y corbata, ese cabello tan sedoso y la sonrísa de hombre satisfecho. ¿Qué va decir la policía?
Los dos tenían razón pero a mí algo no me cuadraba, así que me levanté y me fui para el violador.
Lo molí a puñetazos, le puse la cara como un mapa llenos de montañas, ríos rojos y volcanes arrojando baba, le destrocé el traje, le arranque la corbata y le metí la cabeza en la fregona.
Todo eso lo hice porque era un boxeador profesional y él no.
Me quedé mirándolo y dije,
-Ahora sí.
Alguien llamó a la policía y lo denunció.
Esto pasó en mi etapa de boxeador profesional. Después, cuando me retiré, me dediqué, también profesionalmente, a montar escaparates. De cualquier tema. La gente se extrañaba por mi aspecto rudo pero tuve éxito.
Una vez me preguntaron,
-Sus escaparates son geniales. ¿Cómo lo hace?
-No sé. Sólo me preocupo de que las cosas casen.