Yo, a veces, voy a la estación del tren y
miro a la gente.
¿Dónde van todos estos?
Luego vuelvo a casa y camino de ella sigo
viendo a gente que espera.
Sólo de vez en cuando veo a alguien que no va
a algún sitio.
Me gustaría preguntarle si ya ha llegado o es
que ha desistido.
Sólo por pegar la hebra.
Y es que es muy difícil conversar, charlar
sí, con gente que está de viaje.
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Estaba haciendo autoestop y alguien paró,
-¿A dónde no vas?- me preguntó.
-A muchos sitios- le contesté.
-Entonces sube, fácil es que no vaya a casi
todos.
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Estuve viviendo en el piso durante un año.
Por él pasó un montón de gente preguntando por inquilinos anteriores. Por Maite
Rodríguez. Por Alejandro Ortega que tenía un caniche gigante. Por Araceli Entrecanales
que siempre iba con negros, me preguntó un negro. Por Pepe Saldivía que tenía
dos tatuajes muy femeninos en la frente, uno a cada lado, me dijo una mujer
malencarada, sonriendo maliciosamente como sólo saben hacerlo algunas mujeres y
con razón.
Yo no sabía nada de ninguno pues no habían
dejado dirección para contactar con ellos. Aún así cuando me fui le dejé al
propietario la mía para que me enviara a todos los que siguieran llegando,
preguntando por alguien.
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