Optimizar los recursos
(con lo que tienes a
mano)
Cuando huele mucho a podrido,
es frecuente que muchos
aprovechen
para tirar todo lo suyo
que huele mal.
Yo mismo.
En esos momentos, en la pantalla,
un dirigente del partido conservador, algunos hablaban de extrema derecha,
estaba explicándose.
Resulta que hace unos años, un
compañero de partido se le acercó para denunciar a otro dirigente destacado de
esa formación política a la que pertenecían los tres. La denuncia consistía en que ese compañero
tenía una cuenta corriente en Suiza*.
Este asunto había salido ahora a la
luz pública. Por lo que este dirigente tenía que dar explicaciones ahora de por
qué en su momento no se hizo nada.
Y es lo que estaba haciendo en esos
momentos desde la pantalla.
-Es verdad, que a mí se me dijo que
tenía una cuenta en Suiza, por lo que me dirigí a él en cuanto tuve ocasión e
inquirí al respecto. Su contestación fue que no tenía ninguna cuenta corriente
en Suiza. Yo le creí y ahí se acabó el asunto.
-No sé cómo no te cansas de oir
siempre lo mismo- le dijo ella mientras pasaba cargada de folios.
Le sorprendió. Ya hacía años que no
se metía con su afición por los noticieros. Así que dedujo que había algo más.
-¿Te has dado cuenta de lo que es
tener confianza?- le preguntó.
Ella se detuvo y lo miró.
-¿Qué quieres decir?
Entonces él le explicó la noticia y
cómo el dirigente había resuelto el problema que se le planteo ante la delación
(Porque dijo, sin pensar, una delación en vez
de una denuncia se sintió orgulloso de sí mismo). Continuó. Lo había
resuelto teniendo confianza. Había confiado y el problema había desaparecido.
-La confianza es fundamental-
sentenció.
Mientras ella hacía como si contara
los folios, pasándolos con los dedos, pero sin contarlos. No parecía muy
convencida.
-Es un gran dirigente político-
afirmó rotundo, buscando más peso argumental para evitar que algo despegara de
un momento a otro.
-De un partido votado por millones
de ciudadanos- dijo escudriñando hasta
el último escondrijo.
-A los que tú llamas tarugos cuando
no te muestras estupefacto por la actitud de sus votantes. Dijo ella, haciendo
dos montones con los folios.
-Ya, ya, pero no deja de ser mi
opinión. Lo importante es la confianza. Que ese hombre vaya, le haga una
pregunta a otro y en función de la contestación actúe de una forma u otra. La
confianza, que hace que todo siga funcionando o al desconfianza que puede
llegar a destruirlo todo. Como si de un terremoto se tratara.
-Como tener fe- añadió - Es mismamente como tener fe. Cree en
él.
Ahora ella había hecho cuatro
montones con los folios. Era traductora y lo suyo era subir folios en blanco
hasta lo que era su lugar de trabajo en la casa, un pequeño ático por el que
había que andar agachado la mitad de su superficie, llenarlos de palabras
ajenas sacadas de otro idioma, escanearlas, enviarlas en forma de archivo a la
editorial, guardar una copia y por último introducir las hojas en una
trituradora de donde salían para el contenedor azul una vez al mes.
-¿Qué haces?- le preguntó al fin
él.
Lo miró sin entender.
-Haces montones con los folios,
todos en blanco, cuatro montones. Y somos dos- explicó él.
-O sea, que no tenía una cuenta en
Suiza- afirmó ella.
-Eso es-admitió él.
-Pero está en la cárcel. O sea, sí
la tenía. Lo engañó- dijo ella.
-Sí, sí, claro, pero él tuvo
confianza. Eso es importante. No se puede acusar a alguien de ser confiado. Eso
es bueno. No es un delito.
-Ya- hizo una pausa- Entonces tú de
pronto juegas todos los días al pádel, es eso, ¿No?
La noticia, ahora en la tele, era
que una niña japonesa se había salvado de milagro en un a atropello. Hasta seis
coches habían pasado por encima de ella sin tocarla. Había salido corriendo
hasta caer en los brazos de su asustadísima
madre. Los madres japonesas también se asustan había dicho estúpidamente
el locutor.
-Bueno, sábados y domingos, no.
Todos los días no.
Ella recogió los montones y volvió
a quedar un solo paquete de folios. Los tenía colgando en una mano mientras con
la otra intentaba alinearlos. Que casaran todos.
-Lo entiendo, te tengo confianza yo
también a ti, como ese dirigente que dices al otro que está en la cárcel.
Se dio la vuelta y subió a su
pequeño ático.
La vio desaparecer escaleras arriba
con los folios que ya sólo bajarían como papel triturado. Al cabo de un tiempo.
*Hecho real que tuvo por
protagonistas a Jesús Gómez, diputado regional en Madrid y alcalde de Leganés,
que advirtió a Carlos Floriano, múltiples cargos en el PP y en gobiernos del
PP, de que Ignacio González, múltiples cargos en el PP de Madrid, incluido
presidente de la Comunidad Autónoma, tenía una cuenta en Suiza.
No se ponen los nombres reales en
la narración porque así como si estoy seguro de mantener el oremus en una
pequeña nota a pie de página, no lo estoy en pleno proceso creativo y mucho me
temo que si lo perdiese, después los aludidos no escatimarían esfuerzos para pedirme
indemnizaciones millonarias y vaya usted a saber qué por insultos, vejaciones,
humillaciones y atentado a la dignidad y el buen nombre de las personas. Suele
pasar, que los más golfos y los má sinvergüenzas son los que más cuidan lo que
perdieron hace tiempo o no tuvieron nunca. Un misterio más de la naturaleza
humana.
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